MALASAÑA NO TIENE ÁTICOS CON TERRAZA

MadridEnVeranoCuenta la leyenda que, antes de la crisis, el Orgullo Gay, la no menos devastadora JMJ y el turismo tipo Magaluf (por qué lo llamarán El Prado cuando quieren decir pillar pastis en los baños de cualquier antro de Huertas), Madrid se vaciaba en verano. Y por tanto, Malasaña también. Incluso quedaba mal dejarse ver en los bares durante julio y agosto. Era momento de irse al pueblo, de festivales o incluso a la playa, pero sin ponerse moreno, una horterada para todos los borregos que no tenían la suerte de conocer a Mogwai o a Spiritualized (esta última subordinada se la dedico a Víctor Lenore).

Pero en esta penosa época, Madrid está tan atestado en agosto como en diciembre. Y sin embargo, la inmensa mayoría de los bares musicales y discotecas de Tribunal se desocupan durante el estío tanto como en aquellos tiempos o más. Hay muchos que cierran en agosto, o al menos una de sus plantas, como es el caso del Freeway o La Vía Láctea.

Esto se debe principalmente a dos motivos: la querencia general de la humanidad por las terrazas y el atávico dogma de que en verano uno debe cambiar las costumbres del resto del año.

FrekyfreewaySiento sacar el tema otra vez porque me tiene un poco cansado, máxime desde que en el periódico virtual Somos Malasaña me publicaron la anterior actualización a modo de artículo y la polémica se reanudó, pero muchas propiedades malignas que algunos atribuyen a los barbudos, las Orbeas y los cupcakes en realidad las poseen las jodidas terrazas. Sí es cierto que el ayuntamiento las ha promovido [las terrazas] en el distrito Centro frente a los locales cerrados, y quien no me crea, este ya clásico artículo, Del botellón al terrazón, aporta cifras muy reveladoras. Pero, al final y a la postre, la culpa es siempre de los consumidores, y la mayoría parecen pirrarse por tomar algo al aire libre, da igual que salga más caro, que caigan  40 grados a la sombra, que los insectos compartan ese mismo entusiasmo por los espacios abiertos o que los músicos callejeros estén decididos a hacérselo pagar muy caro a los melómanos: en verano, terracita, porque así lo dicta la fuerza de la costumbre desde que Franco era corneta.

BotellónTerrazónHuelga añadir que detesto las terrazas y adoro los locales interiores refrigerados y con Dj, y solo hay una excepción a esto: las terrazas de los áticos. Puesto que en Malasaña no hay ni una ni parece que la habrá en un futuro cercano, es el único motivo de que me aleje de ella esporádicamente estos meses durante el tiempo que permanezco en la capital. A modo de muestra, esta panorámica se puede contemplar desde la terraza del ático del Midnight Rose (plaza de Santa Ana):

Curiosamente, algunas guías sitúan la terraza del nuevo gimnasio low-cost Gymage en Malasaña, pero si la plaza de Luna pertenece al barrio, por qué no también la del Callao…

En cualquier caso, y para concluir, el verano, y particularmente agosto, son idóneos para visitar locales que por lo general están atestados y disfrutar de ellos. Voy a poner de ejemplos el Ocho y Medio (casi en Malasaña, este sí) y el Wurlitzer, claro. A ver si alguno de los que me lee es capaz de cambiarlos por una puta terraza… aunque sea en un ático.

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LAS ILUSTRACIONES CORREN A CARGO DE ESTEFANÍA FERNÁNDEZ (AQUÍ, SU ENLACE A INSTAGRAM).